Por fin había llegado el día...!!!!
Desde que a finales de octubre me comentaron que vendría Debbie Brown a Madrid a impartir unos cursos y que uno de ellos sería la carroza de uno de sus primeros libros, ni lo pensé, me apunté en cuanto se abrieron las plazas. Lo malo era que no serían hasta abril y mira que se hizo largo.... Pero al final todo llega. Esa noche ni dormí por los nervios.
Lo primero que hicimos fue forrar la base donde iría la carroza y decorar con un crimper. Tenía alguno en casa pero nunca lo había usado porque no sabía como. La base parecía otra una vez que le hicimos el borde...
Luego le llegó el turno a los bizcochos. En este caso usamos dos bizcochos en forma de semicírculo. Intentamos igualar los dos bizcochos para que no se notara la unión.
Para hacer el bizcocho más jugoso, cada mitad se se debe cortar en una o dos capas con un relleno al gusto. En este caso, como ninguna de nosotras le iba a hincar el diente a la carroza, decidimos no ponerle relleno para que aguantara mejor.
Después le pusimos una buena capa de ganache de chocolate para unir y forrar los dos bizcochos.
Hay que ir puliendo el chocolate hasta que quede fino y liso para que no se note ninguna imperfección al forrarla con el fondant...
Bueno, así quedó la de Debbie porque cuando se acercó a la mía y le pasó las manos, con una sonrisa me dijo que mi carroza tenía "celulitis" aunque cuando le puse el fondant se disimuló bastante bien.
Para adelantar y dar tiempo a que se endureciera, nos enseñó a hacer pastillaje y a trabajarlo. Yo le tenía bastante miedo porque en una ocasión compré pastillaje para intentar hacer un puente y en cuanto se endureció se rompió todo en pedazos.
Con el pastillaje (con una textura muy similar al fondant) hicimos las ruedas, los soportes de la carroza, los cojines donde van apoyados los ratoncitos y los tallos de la calabaza y las hojas...
Luego le llegó el turno a los ratoncitos de fondant con una carita tan tierna....
Por fin nos pusimos manos a la obra con la carroza. Una vez endurecida la capa de ganache, estiramos una buena cantidad de fondant blanco y forramos la esfera de bizcocho. Fuimos marcando y dando forma a los gajos de la calabaza. Nos explicó Debbie que cuando se trabaja el fondat en zonas muy húmedas, las marcas de la calabaza se hacen sobre el chocolate para que queden más pronunciadas.
La carroza iba, poco a poco, tomando forma aunque todavía nos quedaba mucho por hacer.
Abrimos dos huecos para hacer las ventanas y la puerta...
y le añadimos las cortinas... y una vez se hubo endurecido el pastillaje, pegamos los soportes de la carroza con mucha, muchísma glasa. Temía el momento en el que tuviera que colocar los almohadones con los ratoncitos porque pensé que toda la estructura se vendría abajo pero la glasa es el pegamento comestible más fuerte y duro que conozco.
Partiendo de fondant en forma de gota, fuimos dando vida a la princesa. el pelo está hecho con glasa real
Ya solo quedaban detalles pequeños como los farolillos, pegar las ruedas, ir añadiendo y tapando huecos con los tallos y hojas de la calabaza y algunos adornos en las cortinas y ventanas.
Dimos toques de color y por último no podía faltar el cojín con el zapatito
Y sin que me diera cuenta, ya estaba terminada.
Fueron dos días muy intensos de 9,30 a 6 de la tarde, pero valió la pena porque una vez que vi mi trabajo terminado me pareció impresionante, se parecía a la de Debbie. Y llegó el momento final en el que Debbie dio por aceptable mi trabajo con la entrega del Diploma
La foto final con un desfile de carrozas
Aparte de mi carroza y mi diploma de este curso me llevo gente encantadora con la que espero seguir en contacto y repetir en nuevos cursos:
...como la loca pero adorable María....
y Rosa Mari de Manenas con la que congenié en seguida y a la que espero ir a visitar en cuanto vaya a Barcelona
Y como no, a Virginia, Patricia y mi querida Alicia de "Taller de Tartas" que volverán a sufrirme en unos días en un nuevo curso.
La tarta llegó sana y salva a casa (bueno, una rueda se despegó y el bracito de la princesa se rompió pero se reparó en seguida) y como soy un culo inquieto y mi cabeza no deja de maquinar nuevos detalles, al día siguiente le di mi toque personal añadiendo al "príncipe" y al lacayo que custodia el zapatito
Estoy muy orgullosa aunque creo que hay muchas cosas que puedo mejorar, pero eso para la próxima....
Fue una lástima no poder hacer el curso de los ositos y el de la cigüeña, pero ya estoy empezando a ahorrar porque sin duda me apunto al nuevo curso en cuanto vuelva a Madrid.
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